La vida cristiana demanda una acción testimonial de todo aquel o aquella que ejercite su fe, no es un asunto de solamente profesar, sino de practicar.
Estamos frente a un mundo de abundante confusión, por lo que debemos aportar nuestra cuota correspondiente para coadyuvar a que lo traumático no se constituya en frustración que nos haga menguar la esperanza de una vida digna, como merece cada persona.
La Palabra de Dios es el manual por excelencia para ordenar la conducta y el comportamiento de la humanidad, entendiendo que la misma es una luz en medio de un mundo raro, y que da la percepción en ocaciones que camina en oscuridad mental y espiritual.
Te invito a compartir el pensamiento iluminado por el Espíritu Santo cuando usando como un vaso de honra al apóstol San Pablo escribió la siguiente reflexión:
Libro de ROMANOS capítulo 12:9-21
9El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo y seguid lo bueno.
10Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
11En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
12gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.
13Compartid las necesidades de los santos y practicad la hospitalidad.
14Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.
15Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
16Unánimes entre vosotros; no seáis altivos, sino asociaos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
17No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
18Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
19No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor».
20Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza.
21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Nuavas del bien
Pastor, Antonio Regalado
REFLEXIONES DE LA PALABRA DE DIOS, COMPARTIENDO LA BUENA NOTICIA DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO. PROCLAMA LA PALABRA DE DIOS: Pero los que tienen su esperanza puesta en el SEÑOR renovarán sus fuerzas. Les crecerán [a] alas como a las águilas; correrán sin fatigarse, caminarán sin cansarse. Isaías 40:31 Palabra de Dios para Todos (PDT)
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Monday, November 29, 2010
Tuesday, November 2, 2010
La ira incontrolada
En un momento de rabia, de ira irracional, que hizo presa a dos hermanos, transformó un hogar tranquilo y feliz en una escena de tragedia.
El saldo fue unos padres muertos y dos hermanos presos por homicidio.
Sucedió en Colombia en 1984, dos jóvenes estudiantes mataron a cuchilladas a su padre y madrastra, Todo fue a causa de un dinero desaparecido. Cuando el enojo crece, la sangre se calienta y la ira se enciende incontrolable, se produce lo irracional, lo brutal, lo inhumano.
Dos hijos que levantan sus manos contra sus padres y dos muertes que dejan a todos consternados.
En ese momento de rabia, que dura unos minutos, dos hermanos comenten un crimen horrendo. Aquellos jóvenes no eran malos ni viciosos, eran estudiantes universitarios, jóvenes tranquilos que llevaban una buena relación con sus padres.
¿Por qué cometieron un hecho tan horrible?
Fue un momento de ira descontrolada. Ese momento fatal que a muchas personas ataca, cuando bajan las defensas morales, la conciencia se nubla, la inteligencia se embota y el individuo se convierte en un asesino, en una persona totalmente fuera de control.
Los abogados suelen encontrar excusas y disculpas. Hasta pueden sacar libres de los tribunales a uno que mató en “un momento de rabia”. Pero Dios no. Dios no justifica nunca el delito cometido bajo el dominio de la ira. Dios dice en su palabra: “deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en el Señor, ellos heredaran la tierra” (Salmo 37:8) En un momento de ira dos personas quedaron muertas y dos jóvenes arruinaron sus vidas, quizá para siempre.
Todo pudo ser distinto y mejor en las vidas de todos, si no hubiera sido por ese breve momento. Necesitamos a Cristo para que frene y controle todos nuestros impulsos, y haga de nosotros personas de bien. 1 Tesalonicenses 5:9 dice: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”
Vilma de Rojas / La Información
El saldo fue unos padres muertos y dos hermanos presos por homicidio.
Sucedió en Colombia en 1984, dos jóvenes estudiantes mataron a cuchilladas a su padre y madrastra, Todo fue a causa de un dinero desaparecido. Cuando el enojo crece, la sangre se calienta y la ira se enciende incontrolable, se produce lo irracional, lo brutal, lo inhumano.
Dos hijos que levantan sus manos contra sus padres y dos muertes que dejan a todos consternados.
En ese momento de rabia, que dura unos minutos, dos hermanos comenten un crimen horrendo. Aquellos jóvenes no eran malos ni viciosos, eran estudiantes universitarios, jóvenes tranquilos que llevaban una buena relación con sus padres.
¿Por qué cometieron un hecho tan horrible?
Fue un momento de ira descontrolada. Ese momento fatal que a muchas personas ataca, cuando bajan las defensas morales, la conciencia se nubla, la inteligencia se embota y el individuo se convierte en un asesino, en una persona totalmente fuera de control.
Los abogados suelen encontrar excusas y disculpas. Hasta pueden sacar libres de los tribunales a uno que mató en “un momento de rabia”. Pero Dios no. Dios no justifica nunca el delito cometido bajo el dominio de la ira. Dios dice en su palabra: “deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en el Señor, ellos heredaran la tierra” (Salmo 37:8) En un momento de ira dos personas quedaron muertas y dos jóvenes arruinaron sus vidas, quizá para siempre.
Todo pudo ser distinto y mejor en las vidas de todos, si no hubiera sido por ese breve momento. Necesitamos a Cristo para que frene y controle todos nuestros impulsos, y haga de nosotros personas de bien. 1 Tesalonicenses 5:9 dice: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”
Vilma de Rojas / La Información
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