Algún día, cuando sienta que es muy importante.
Algún día, cuando su ego arriba haya ido a parar.
Algún día, cuando crea que lo más natural es que sea usted el que merece ser reconocido.
Algún día, cuando sienta que su ausencia dejaría un hueco que nadie más podría llenar, siga entonces esta sencilla pauta, y vea como podrá hacer que sea humilde su alma.
...
Busque un envase y llénelo de agua, meta su mano allí, solo hasta la muñeca.
Sáquelo rápidamente y el hueco que allí queda es la medida de cuanto le echaran de menos.
Puede salpicar todo cuanto quiera al entrar, y remover el agua en cualquier cantidad, pero deténgase y en un instante encontrara que vuelve a estar, al igual que al comenzar.
Usted no es indispensable; yo tampoco. Nadie es indispensable, excepto el Señor Jesucristo. El es la cabeza. El es el Sublime. El es el fundador. El esta en primer lugar. Y cuando él mueve a uno y trae a otro, o rebaja a uno y promueve a otro, es El quien lo decide. Ese es su derecho soberano.
El problema surge cuando nos ponemos a pensar que los soberanos somos nosotros.
Recuerde, él lo puso en donde quiso que estuviera. El le dio esa posición. Puede quitárselo tan rápido como se lo dio. Haga fielmente su tarea, mantenga una actitud modesta y exalte a
Cristo.
Pastora
Vilma de Rojas
Vilma de Rojas
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