Ponerse en los zapatos del otro, así de simple, es una de las más importantes claves de la armonía, de la paz, de la vida en sociedad, de la justicia, pero sobre todo, de la misión cristiana.
Cuando pido perdón a Dios, ¿ya he perdonado a alguien que me ha agraviado? Cuando espero que Dios cumpla mis peticiones, ¿he respondido positivamente a quien necesita mi ayuda? Cuando invoco a Dios, ¿he prestado antes atención a quien simplemente necesita que lo escuche?
En reflexión ante su más profundo dolor, Job pensó en este tema: “Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, cuando ellos contendían conmigo, ¿qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando Él preguntara, ¿qué respondería yo? (Job 31: 13, 14).
Me tomo este momento para pensar en mí, en mis acciones respecto a los demás, mirar a mi alrededor, personas que merecen el trato que yo deseo que me dispensen. Nadie es más ni menos que yo.
Fuente:
Josefina Navarro
Listín Diario
Cuando pido perdón a Dios, ¿ya he perdonado a alguien que me ha agraviado? Cuando espero que Dios cumpla mis peticiones, ¿he respondido positivamente a quien necesita mi ayuda? Cuando invoco a Dios, ¿he prestado antes atención a quien simplemente necesita que lo escuche?
En reflexión ante su más profundo dolor, Job pensó en este tema: “Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, cuando ellos contendían conmigo, ¿qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando Él preguntara, ¿qué respondería yo? (Job 31: 13, 14).
Me tomo este momento para pensar en mí, en mis acciones respecto a los demás, mirar a mi alrededor, personas que merecen el trato que yo deseo que me dispensen. Nadie es más ni menos que yo.
Fuente:
Josefina Navarro
Listín Diario
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