“Cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.” (2 Co.1:11)
La oración es el medio de ganar el favor de Dios.
La oración mueve la misericordia divina, porque es el curso de obediencia al mandato suyo, véase este texto: “Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Sal.34:10), es decir, que el buscar el favor del Creador nunca será en vano, Dios no puede negarse a sí mismo, y la oración le ata a sus promesas, porque el rogar vendrá primero que los bienes que él tiene reservado para su pueblo.
Ora, pues siempre, para que te vaya bien en todo tiempo.
Y después que ores, entonces recuerda que las alabanzas a Dios invitan para nuevas bendiciones.
El agricultor pone sus mejores semillas en aquella tierra que mejor responde a la labor del cultivo, de manera semejante, un corazón agradecido que alaba con labios sinceros al Creador, llama a que el labrador lo trate mejor: “Todo aquel que lleva fruto, Mi Padre lo limpiará, para que lleve más fruto” (Jn.15:2).
Por tanto, donde los beneficios de Dios son recibidos y paren agradecimiento por medio de acciones de gracias y alabanzas, es allí donde se consigue más. Como diría alguien: Esa es la costumbre de Dios, dar más a los que hacen buen uso del bien que de Él reciben.
Amén.
Escrito por: PASTOR OSCAR AROCHA
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