La bondad

Según la Real Academia de la Lengua; Bondad es: natural inclinación a hacer el bien.

Usualmente se dice que: una persona bondadosa es aquella que tiene buen corazón.

Ser bondadoso es ser semejante a Dios.Dios es bueno, por consiguiente, el objeto y meta del Espíritu Santo es producir un hombre bueno.

La bondad se traduce en griego como generosidad y tiene que ver con liberalidad y magnanimidad.

Es lo contrario al egoísmo.

La bondad tiene que ver con la disposición a hacer lo bueno.

Es amante de la humanidad.

La bondad sirve desinteresadamente, sea apreciado o no, y a pesar de los obstáculos.

La bondad está siempre con los ojos abiertos, ve la necesidad y aflicciones de los demás acudiendo en su ayuda.

La bondad es amor en acción.La gente sabía de la bondad de nuestro Señor.

JESUS enseño que la bondad es algo diferente.

Enseño que la bondad consiste en amar a la gente, ayudar a los seres humanos a ser mejores personas.

Anécdota:

alguien tomó un libro cualquiera, lo abrió y leyó tres preguntas:

¿Cuanto te interesas por las personas?

¿Cuanto compartirás?

¿Cuanto arriesgarás?

Estas tres preguntas continuaron vivas en su recuerdo por mucho tiempo y ellas cambiaron su vida.

Ser en este tiempo un buen samaritano es riesgoso.

Proclamar que somos cristianos quiere decir: que ya no pasamos de largo cuando nos encontramos con una persona en necesidad.

Hoy día contamos con los medios, destrezas, inteligencia, gente preparada; tenemos la respuesta para todo lo que el mundo necesita.

Pero frente a una situación concreta continuamos sin reaccionar.

Interesarse por otros significa que: Tendremos que sacrificar nuestro tiempo.

Implica salirnos de nuestra ruta, permanecer metidos en la situación o al lado de la personas hasta que se resuelva el problema.

La realidad de la vida moderna es un obstáculo a la manifestación de la bondad.

Preocuparse por otros es riesgoso porque te expones a ser lastimado, o a que crean que eres un tonto y te utilizan.

Pero cuando la bondad está en nosotros no sólo vemos el cuadro de dolor y sufrimiento, sino que nos complacemos en ayudar. Y ESO AGRADA DIOS.

Vilma de Rojas / La Información