El jabón y el cristianismo

Un fabricante de jabón conversaba un día con un cristiano y le decía:

- Yo no creo en Dios porque tenemos el cristianismo desde hace miles de años y mire cuántos problemas tenemos todavía en la tierra.

 

Todavía los hombres siguen matando, mintiendo, robando y cometiendo toda clase de injusticias. La religión ha demostrado que es ineficaz, no sirve para correir los males humanos.

 

Apenas terminó de hablar cuando se encontraron con un niño todo lleno de suciedad. El cristiano aprovechó  para decirle al fabricante de jabón:

- Mire este niño tan sucio. Usted tiene que dejar de fabricar jabón, está demostrado que no es completamente eficaz, porque todavía sigue habiendo muchas personas sucias de pies a cabeza.

 

-Sí –dijo el fabricante-, pero lo que sucede es que el jabón hay que aplicarlo para que surta efecto. Si las personas no lo usan no sirve de nada.

A lo que el cristiano contestó:

- Lo mismo pasa con las enseñanzas bíblicas, hay que aplicarla a la mente y al corazón para que puedan cambiar los pensamientos, las actitudes y los sentimientos. Sólo sirve cuando se utiliza.

 

Malaquías 3:2  ¿ Y quién podrá soportar el tiempo de su venidad? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

 

Tito 3:4-5  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.

 

 

Pastora

Vilma de Rojas