Solamente Dios puede sacarnos de esos momentos con brazo fuerte, para abrir una fuente de vida cuando las circunstancias no nos favorecen.
El salmista de Dios, David, levantó una súplica de liberación porque se encontraba oprimido por el enemigo, y estando abatido, apesadumbrado y desfallecido, le oró al Señor, diciendo:
Mi alma tiene sed de Dios
1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8 Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío. Salmos 42 (RV1960)
La esperanza de este siervo estaba puesta en Dios, aunque se sentía físicamente destrozado, por medio de la fe estaba fortalecido y en pie de lucha, " porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío", testificaba.
Ese DIOS poderoso está disponible para asistirnos en todas y cada una de nuestras necesidades.
Que Él sea nuestra restauración, sanidad y esperanza, como lo fue para David en aquella ocación.
Dios nos lleva a las ruedas del alfarero cuando todas nuestras posibilidades fallaron para sacarnos adelante, para construirnos de nuevo y hacer una nueva vasija según al Espíritu Santo le parezca mejor hacerla, aunque nuestras vasijas se encuentren rotas, ÉL las restaura.
Levántate, Dios te ha entregado las herramientas para ser triunfador-ra, hoy el Señor te hace fructificar y resplandecer, en el nombre de Jesús, Amen.
Maranatha, Si, Ven Señór Jesús
Pastor
Antonio Regalado
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