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Friday, December 25, 2015

NAVIDAD

La palabra navidad proviene del término natividad, que viene del latín “Nativitatem”, que significa nacimiento. El mundo religioso y secular la aplica al nacimiento del Señor Jesucristo, el hijo de Dios.
Según Mt. 26:26-29, Mc. 14:22-25 y Lc. 22:14-20; el Señor Jesús ordenó a sus discípulos celebrar su muerte con la comunión, santa cena o cena del Señor. Esta enseñanza fue desarrollada por el apóstol Pablo en 1Co. 11:17-34, a fin de orientar y disciplinar a la iglesia de Corinto que ameritaba orden y fundamento espiritual. Lo que estableció el Señor en la cena de la institución del nuevo pacto es para que cada generación de creyentes celebre su muerte por nuestros pecados.
Pero en lo que respecta a la celebración de su nacimiento Jesús no dijo que debía ser celebrado, no hay un solo pasaje en el Nuevo Testamento que apoye tal celebración, de lo que se desprende que la iglesia del primer siglo no celebró el nacimiento del Señor Jesús. Además, por la evidencia externa en el siglo segundo y tercero, tampoco se celebró la navidad.
CUANDO COMIENZA A CELEBRARSE LA NAVIDAD
Al emperador Constantino hacerse cristiano en el año 313 después de un contundente triunfo militar, empezó a cristianizar muchas festividades paganas. tal como la saturnalias que era celebrada por los romanos paganos entre el 17 y 24 de diciembre, y el 25 se celebra el nacimiento del dios Sol. Como unos creían que Jesús había nacido el 6 de enero, otros que había sido el 19 ó 20 de abril y otros suponían que había nacido el 20 de mayo. Fue el papa Julio I en el siglo IV que escogió el 25 de diciembre como fecha del nacimiento del Señor, porque en ese día se celebraba en la Roma pagana la antigua fiesta del solsticio de invierno, el (Natalis Solis Invicti), que según la historia de Mosheims, procede de la tradición babilónica que honrraba a Mitra, Baco, Adonis, Horus, Osiris, Júpiter, Hércules y Tammuz hijo de Ninrod. De ahí surgió la idea de unir esos nacimientos con el de Jesús para opacar las fiestas paganas.
Realmente la alta erudición ha demostrado que Jesús de Nazaret, nació en el otoño del 748 ó 749 de la fundación de Roma, que equivale al año 4 ó 5 antes del año que dice la tradición que nació. Esta precisión en los años se fundamenta tanto en la evidencia interna que tiene como base los pasajes del nacimiento del Señor en San Mateo capítulo 1-2 y San Lucas 1:26-2:38. También el año y la estación es avalado por la evidencia externa (Investigación histórica, arqueológica y cultural). De día no hay veracidad alguna, el 25 de diciembre como hemos explicado es un día tan solo propuesto para tal acontecimiento. En cuanto al mes, según la alta erudición el mas probable es octubre. Lo importante es que Jesús nació en Belén para traernos el amor de Dios.
NACIMIENTO ANUNCIADO POR LOS PROFETAS
En su devenir los profetas del Antiguo Testamento anunciaron la primera y segunda venida del ungido del Señor y su reino de justicia de manera maravillosa y esperanzadora. En lo que respecta a su nacimiento dice el profeta Isaías: Por tanto, el Señor mismo os dará señal: he aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Is. 7:14).
La palabra hebrea que se traduce como virgen se refiere a una joven en edad de casarse sea virgen o no. Aunque en el caso de María de Nazaret se trataba de una virgen literal, pues cuando el ángel Gabriel le anuncia que concebirá en su vientre y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón. El ángel le dijo: el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado hijo de Dios (Lc. 1:31, 34-35). En pasajes tales como (Gn. 24:43, Ex. 2:8 y Sal. 68:25), el mismo termino hebreo para virgen se traduce doncella. En tanto, que la palabra hebrea para Emanuel significa “Dios con nosotros”. En aquel momento crítico de la historia, el nombre dado al niño que nacería era una manera de expresar confianza en el Dios de Abraham.
Vuelve y declara el profeta: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Is. 9:6). Su principado sobre su hombro, es segura referencia al manto real de la estirpe davídica del niño. Admirable, Consejero: indica cualidades de guía infalible de inextinguible sabiduría, sobre él descansará el imperio del reino de los cielos. Dios fuerte: el niño es Dios encarnado, el omnipotente, el término hebreo traducido como fuerte tiene el significado adicional de “héroe”, el Señor es el héroe infinito de su pueblo. Padre Eterno: Como padre que se preocupa por las necesidades de su pueblo. Es el segundo en la trinidad que vive un eterno es, y que con su nacimiento como niño entró al tiempo de los hombres, el portador del amor, carácter y naturaleza del Padre (Jn. 14:9). Príncipe de Paz: Su reino estará marcado por la sanidad, prosperidad, bienestar, la paz de Dios, y el cese de la enemistad. El libro de Apocalipsis revela que al establecimiento del reino le precede el triunfo de Cristo sobre satanás y aliados. (Ap. 19:16 y 20:10).
El profeta Miqueas contemporáneo de Isaías dice: Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad (Miq. 5:2). Belén es la ciudad de David (1Sam. 16:1-4, y 13), ciudad real, pequeña en los días de David y cuando nació Jesús allí habían como 200 casas, él eternizó a Belén con su nacimiento anunciado ocho siglos antes, de la tribu de Judá, la tribu de David. De allí saldría el Señor (Adonai), en Israel.
Salió como el ángel de Jehová, portando el carácter y la naturaleza de Yaweh, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, como es revelado en la historia de la salvación del Antiguo Testamento hasta que el segundo en la trinidad fue manifestado en carne (Jn. 1:14), en su primera venida, esperamos que regrese y llame a su iglesia a las nubes (1Ts. 4:16-17), en lo que se conoce como arrebatamiento o traslación, que es el término teológico. Luego regresará por segunda vez para vencer al anticristo y el falso profeta y destruir el ejercito del anticristo y encadenar a satanás y establecer el reino milenial en la tierra (Ap. 19:16; 20:10). En la parte izquierda de la Biblia sus salidas fueron como el ángel de Yaweh y en la parte derecha de la Biblia como hijo de Dios y Hombre. En el arrebatamiento y la segunda venida entra en escena como hijo de Dios vencedor de los poderes de la oscuridad y con el cuerpo de gloria, como gobernará las naciones en el milenio en el cuerpo de la eternidad.(Is. 2:1-4; Ap. 20:1-10).
SUS ANTEPASADOS
El niño Rey tiene antepasados de gran honor en la historia de la salvación, pero también de origen pagano, con un pasado pecaminoso, hasta que amaron al Dios de Abraham, tales como Adán, Enoc, Matusalén, Noé, Abraham, David; además, Tamar, Betsabé, Rahab y Ruth. Los evangelistas Mateo y Lucas en la genealogía de Jesús en (Mt. 1:1-17 y Lc.3:23-38) producen el detalle sin limpiar la estirpe generacional del niño Rey. Adán, el primer hombre de Yaweh. Enoc, el gran consagrado del periodo pre-diluviano arrebatado por Dios. Matusalén, el anciano de la humanidad que vivió 969 años. Noé, el pregonero de justicia y héroe del diluvio. Abraham, el hebreo padre de la fe y del pueblo de Dios. David, el guerrero de la historia de Israel. Fares, hijo incestuoso de Judá y Salomón, hijo adulterino de David. Además, Mateo menciona cuatro mujeres: Tamar, la que hizo el papel de ramera sin serlo frente a Judá, para ser vindicada. Betsabé mujer de Urías de origen Hitita, con la que David adulteró. Rahab, la ramera de Jericó de origen cananeo que profesó fe al Dios de Abraham. Ruth, mujer moabita adoradora del dios Quemós, que confesó su amor al Dios de Abraham.
EL BELEN DE DIOS Y DE LA HUMANIDAD
Belén es compañerismo del cielo y la tierra, es el vínculo entre la eternidad y el instante de la vida humana, es el enlace entre la belleza de la espiritualidad verdadera y la ignorancia humana de lo de Dios, Belén es un pesebre por trono del niño rey. Es el lugar donde el cielo besó la tierra, es humildad y sencillez, exaltación y gloria en la manifestación del Emanuel: Dios con nosotros y el coro angelical en los campos de Belén.
En Belén brilló la luz del sol de justicia (Mal. 4:2), significa que la luz justiciera del reino brilló por vez primera entre los hombres en Belén, y sus rayos impactaron con fuerza los corazones de los hombres con el caliente de su gloria. El apóstol Juan dice: “Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1.14). Belén es símbolo de la expresión más sublime de amor manifestado por el Padre. La belleza de Belén es Jesús, él es la hermosura radiante de la noche de paz.
Belén es acercamiento del Reino de Dios a los hombres, en gloria y presencia del Hijo eterno y voz profética de los ángeles anunciadores. Belén: es donde sucedió lo inexplicable, porque el amor de Dios no es para ser entendido, es amor en mil idiomas que 20 siglos después ha dejado al hombre como abismado. En Belén nació el amor con la presencia del niño del pesebre.
Navidad: es la fiesta del alma agradecida, el júbilo del corazón redimido, el cántico del alma en regocijo. Es la fiesta de la salvación, la fiesta de la vida, el júbilo de la esperanza en los corazones de los hombres. La navidad es mas que bombillitos que prenden y apagan, es mas que golosinas y nueces, mas que colores de telas de temporada, mas que risa enloquecedora por causa del vino, mucho más que la frugalidad de tradiciones desgastadas por el uso. La navidad es la fiesta del espíritu humano que se separa de la puerilidad externa que solo conecta con los sentidos humanos. Cristo es la navidad misma y punto.
INVITADOS AL NACIMIENTO
Los pastores de los campos de Belén (Lc. 2:8-20). Un pastor de ovejas era de pésima reputación en la generación de Jesús, despreciable, de túnica sucia, solitario, errante en las montañas, de vida forzada, que veía a su familia en ocasiones, dedicado a las ovejas, considerado profano por la élite religiosa de la época por considerarlo violador del Sabbat y su poca dedicación al ritual del templo de Jerusalén. Se decía en Palestina: que tu hijo no sea conductor de camellos, cuidador de asnos, ni buhonero, ni pastor de ovejas, porque son oficios de ladrones. Y pensar que los pastores de Belén fueron los invitados primerísimos del Padre al nacimiento de su hijo eterno. A ellos eligió Dios como testigos del niño del pesebre, lo contaron a los vecinos de Belén los cuales se maravillaron, pero no trascendió.
Los magos del oriente (Mt. 2:1-12). Mago: es una palabra de origen ario de la raíz “Mag” de donde viene el término griego “Megas” y latino “Magnus”, que significa “grande e ilustre”. Connotados eruditos consideran que los magos procedían de Media y Persia, y se habían educado en medicina, matemática, astronomía, ciencias naturales, astrología y liturgia religiosa. Se cree que fueron discípulos de Zoroastro, líder fundador del Zoroastrismo en el siglo VI A.C.
La estrella se encendió en el cielo y movió a los ilustres del oriente a la sagrada cita que el cielo había convocado en Belén. En tanto, que, el palacio de Herodes y toda Jerusalén, estaban ajenos al nacimiento del Mesías Rey. Herodes oiría el asunto de los ilustres con escepticismo y temor, como una locura. En otro orden, como humano, los sabios llegaron a Belén dirigidos por la estrella muda y brillante. Vieron el panorama en la casa donde ya vivía la familia sagrada en Belén y quedarían absortos del escenario que vieron para un Rey. Y como ante los reyes no se podía entrar con las manos vacías, ellos ofrecieron lo mejor de Persia, oro, incienso y mirra. La estrella muda fue su señal de sobrenaturalidad una vez los ilustres adoraron al niño Rey, desaparecieron del escenario por siempre, pero la estrella sigue brillando en el horizonte de manera perenne.
NAVIDAD SECULAR
Desde el inicio de la celebración de la navidad en el siglo IV, los hombres han introducido elementos paganos absolutamente ajenos a la historia verdadera del nacimiento del Señor, y que han sido usados por satanás para distorsionar la espiritualidad autentica que se desprende del nacimiento del hijo de Dios en Belén. Y así llevar confusión, error y oscuridad a muchos en cada generación de la humanidad. A continuación presentamos algunos ejemplos:
El protagonismo de Santa Claus en la fiesta de navideña: Según la tradición en el siglo V vivió Nicolás, el obispo de la ciudad Myra, en lo que era el territorio de la actual Turquía. Dicho obispo era honrado por los latinos y griegos el 6 de diciembre. Se cuenta que Nicolás era muy caritativo con los niños, pues le daba muchos regalos y apoyo. De este personaje se originó Santa Claus. Papá Noel o Viejo Páscuero: Esta leyenda se originó en Demre nombre moderno de la ciudad de Myra, en Turquía. Al paso del tiempo la leyenda fue vinculada a la fiesta de navidad, por lo cual Santa Claus o Papá Noel está muy presente en los países occidentales de fe cristiana. Realmente Santa Claus, es un símbolo comercial del periodo navideño que surgió en la revolución industrial en el siglo XIX, tanto en Londres como en New York, idea de los empresarios de tiendas de lujo de la época.
¿Por qué ligar a Santa Claus o Papá Noel a la celebración del nacimiento del Señor Jesús? Esos son inventos de los que han secularizado el acto infinito y sagrado de la manifestación del amor de Dios, al enviar su hijo a nacer en Belén, para bendición de cada generación humana. En los evangelios no aparece Santa Claus, ni por casualidad, es una distorsión de satanás y los hombres codiciosos de ayer y de hoy
El Árbol de Navidad: El árbol fue usado con fines religiosos desde los albores de la humanidad. Por lo cual Dios dijo a Moisés: No plantarás ningún árbol para asera cerca del altar de Jehová tu Dios (Dt. 16:21). Es conocida la contienda de Dios con Israel porque en lugares altos (bajo árboles), ofrecían sacrificio a dioses falsos, por lo cual Dios prohibió tales prácticas.
En las primeras fiestas navideñas los romanos usaron árboles de pino para representar el calor del nuevo nacimiento del dios sol en forma de fuego, prácticas que se basaba en una vieja leyenda babilónica. A estas prácticas se unieron los Germanos y Celtas que introducirían luminarias a los árboles para ahuyentar los espíritus malignos en las llamadas noches rigurosas (del 25 de diciembre al 6 de enero). De los países sajones se adoptó la costumbre de colgar toda suerte de regalos y golosinas.
Después del descubrimiento de la electricidad por Thomas Alva Edison en 1878, a los pinos adornados se les inserta luces de bombillas que la tecnología ha ido perfeccionando. Hoy el árbol de navidad se ve muy normal, pero en los evangelios no hay rasgos de tal árbol. Es una práctica absolutamente pagana.
Los Belenes: La idea original de montar un nacimiento fue de Francisco de Asís, cuando en 1223, después de viajar a Belén, regresó inspirado a Italia y en el bosque de Greccio, juntó a hombres y animales escenificó la natividad de Jesús en vivo. “Los Belenes” se popularizaron en España a principios del siglo XVIII de donde pasaron a México. Y en la década del 1930 se revitalizó la tradición.
Los apóstoles jamás enseñaron que los creyentes en Cristo deben hacer alguna réplica del nacimiento, no existe un solo pasaje que lo apoye. Aunque son hermosos a la vista de niños y adultos, los belenes son puras tradiciones ajenas al Nuevo Testamento.
Otras Actividades: Es absolutamente penalizada en la Biblia la práctica de celebrar la navidad del Señor, con fiestas mundanas, consumo de bebidas alcohólicas, bailes carnales e insatisfactorios, comida en exceso, prácticas sexuales impuras, compra compulsiva de ropa y artículos del hogar que no se necesitan. En fin, acciones de hechos o de palabras que se definen como verdaderas locuras (Gal. 5:16-21).
REFLEXIÓN FINAL
Unamos nuestros corazones al Señor Jesucristo, recibiendo el amor del Padre para salvación y bendición.
Abramos nuestros corazones al Señor Jesús que ya no es un niño, y busquemos caminos derechos delante de él para que el propósito y razón de Belén sea cumplido en nosotros. Unamos nuestros corazones a la familia, perdonemos a nuestros ofensores, porque tenemos una deuda de amor hacia Dios en Cristo y hacia los hombres, aun hacia nuestros enemigos por decisión de ellos. Vivamos el mensaje de la natividad del Señor y seremos enriquecidos con paz de Dios en el corazón, y fiesta continua en el alma. Gracia y paz de Dios, Bendiciones.
Iglesia Jesucristo Fuente de Amor, Inc.
Pastor Luis Reyes
jfacentral@gmail.com
Fuentes:
– Biblia de Estudio Narrativa.
– Vida del Señor Jesucristo, José Luis Martín.
– Min. J.E.P.L., Departamento de Literatura.
Tabernáculo

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