La voluntad de Dios, es que su pueblo tenga una relación intima con él mediante la obediencia a su palabra. Muchos decimos amarlo, pero somos, algunas veces, oidores olvidadizos, cuando de acatamiento y observancia de su dirección se trata.
Un ejemplo de lo que decimos es cuando alguien se acerca a una imagen para adorarla como si fuera Dios, eso se constituye en idolatría, que es pecar contra Dios.
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