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Friday, March 30, 2012

Los políticos deberían colocar en sus agendas a desarrollar, a Dios como prioridad, para que República Dominicana sea iluminada

A tan pocos días para la celebración de las elecciones dominicanas y a pesar del pacto firmado por la civilidad entre los candidatos de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) Hipólito Mejía, de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, Max Puig de Alianza por la Democracia (APD) y Eduardo Estrella, de Movimiento Dominicanos por el Cambio (MXC) , nada va a cambiar en el escenario político de la nación.

Solamente la presencia de Dios por medio de Jesucristo puede traer la transformación que necesita el estado dominicano, y ellos, los políticos, deberían colocar en sus agendas a desarrollar, a Dios como prioridad, para que República Dominicana sea iluminada e inducida hacia cosas grandes y promesas fecundas.

Las propuestas han sido sustituidas por el irrespeto, el rencor y la difamación, por demostrar quién es más corrupto.

Es lo que impera en los medios, el lugar que debería ocupar la sociedad dominicana en un tiempo para la reflexión , la armonía y el equilibrio en favor de un cambio de dirección del manejo de la cosa pública, o decidir elegir la presente administración, sus principales actores aspirantes han convertido ese ámbito en un empobrecido espectáculo arrabalero, abortando así lo que pudo haber sido y no fué, un nuevo amanecer político, una nueva esperanza, un deseo hecho realidad, en fin, una oportunidad para vestir el futuro de sonrisas, de abundancia de la palabra de Dios y educación como base para salir del estado de pobreza, de progreso social y justicia, donde cada dominicano sea cubierto por una verdadera seguridad social y por un empleo decente.

Lo menos que deberían hacer para resarcir el daño cometido es pedirle perdón al pueblo dominicano, por la falta de respeto que han producido al hacer un uso indebido del espacio para el cambio del rumbo político del país, convirtiendo la oportunidad en una gallera de sus desenfrenadas pasiones personales, y mercado de sus berrinches.

Pastor

Antonio Regalado

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