Es en el tiempo más severo en el que muchas ocasiones se producen las flores más bellas.
Tomás Edison, uno de los inventores más grandes de la historia, confesó que su sordera fue la más grande ventaja para su concentración.
La ceguera de Juan Milton le inspiró su Paraíso perdido.
El encarcelamiento que sufrió Juan Bunyan en la cárcel de Bedford le dio tiempo para escribir uno de los libros más leídos a través de la historia. "El progreso del peregrino”.
El año completo de encarcelamiento de Marco Polo le permitió tiempo suficiente para poner sobre el papel sus exploraciones en Asia. En su libro titulado “El libro de Marco Polo”, expuso el misticismo de Asia a los ojos de los europeos.
La sordera invadió a Beethoven a lo cuarenta y dos años, y en su mundo silencioso fue que produjo alguna de la música más conmovedora de la historia.
La trágica vida de José ,vendido como esclavo en su adolescencia, le permitió convertirse en salvador de su pueblo.
Felipe Brooks, uno de los primeros y más excelentes predicadores de Norte América, quiso ser maestro pero nunca pudo conseguir calificaciones suficientemente altas y, así, se inclinó por la predicación.
Santiago Whistler, quien inmortalizó a su madre en su famosa pintura, fue expulsado de West Point por aparecer un día en un pase de lista vestido únicamente con calcetines. El General Robert E. Lee le destituyó, pero ello fue la fortuna de Whistler.
Booker T. Washington, nacido esclavo, se convirtió en el más grande educador de su raza. Frecuentemente él dijo: “Las ventajas de las desventajas”.
Ciega y sorda, Helen Keller inspiró al mundo con su determinación.
Sir Walter Scott, mejor conocido por Ivanhoe, quiso ser poeta, pero fue siempre eclipsado por George Gordon Byron. En vez de darse por vencido, se inclinó por la novela donde encontró la fama.
William Cowper, melancólico y con inclinaciones suicidas, venció sus problemas emocionales escribiendo el himno, entre otros, “Hay una fuente sin igual”. F.B. Fowler.
En el libro de Apocalipsis, libro lleno de simbologías, encontramos que en Apocalipsis 3:7-8 dice así:
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”.
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”.
¿Necesitas que Cristo abra o cierre puertas para ti?
Lo primero que debes hacer es iniciar una relación personal con El. Jesús te invita en Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo”.
Hazte amigo de Jesús y verás todo su amor volcado en tu vida y El pondrá ante ti oportunidades o puertas que se abrirán y que nadie podrá cerrar.
Vilma de Rojas
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