Las bienaventuranzas señalan las características y aptitudes que se manifiestan en aquellos que han nacido de nuevo, que heredan y que pertenecen al reino de los cielos.
Dios desea que seamos bendecidos y felices y por esto nos brinda los principios por lo cuales podemos serlo de una manera profunda y eterna.
Nos dice que si aprendemos a vivir como él enseña seremos felices y esto comienza con la pobreza en el Espíritu.
Antes de que seamos reyes y sacerdotes tiene que haber en nosotros el deseo de entrar al reino y debemos tener ciertas aptitudes para él, así como sanarnos y ser partícipes de todas las bendiciones que él tiene para nosotros.
Antes de ser enriquecidos tenemos que ser humillados en el Espíritu.Vamos a ver por qué hemos sido enriquecidos y tenemos victoria desde los lugares celestiales.
A través de la palabra de Dios vamos a entrar en el reino y tendremos todas la bendiciones y es cuando vamos a ser enriquecidos verdaderamente.Cuando tenemos un comportamiento de un cristiano convertido vamos a ser diferentes a los del mundo, esto cuesta en nuestra vida, es la obra del Espíritu Santo en nosotros.
El nacer de nuevo es una gracia dada por Dios, él nos da y produce en nosotros para que podamos poseer todas las bendiciones.
El cristiano debe vivir en el Espíritu, el que vive en la carne (les agradan las cosas del mundo) no tiene victoria.
Hay una diferencia entre el pobre en Espíritu y el pobre de Espíritu.Pobre de Espíritu es el apocado, no tiene iniciativa; y la pobreza en Espíritu es creer que todo es de Dios y que solo somos instrumentos de él.
Jesucristo comienza con el pobre en Espíritu porque es la característica número uno de una persona cristiana, es lo primero que debe suceder en los que quieren entrar al reino de Dios.
Cuando comenzamos la vida cristiana nos damos cuenta que tenemos muchas cosas que están en las escrituras, que debemos ponerlas por obra; y de esta manera, Dios nos colocará en el camino exacto.
Debemos vaciarnos y renunciar al yo y al orgullo para ser llenados de él.Dios da gracia a los humildes, la pobreza en Espíritu es la base para alcanzar la gracia de Dios, tenemos que ser humildes para tener la gracia de Dios, (poder).
En Romanos, capítulo 8, versículo 26, dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
Muchas veces comenzamos a orar y no sabemos cómo hacerlo, debemos esperar que el Espíritu Santo nos ministre de cómo vamos a orar por lo que nos conviene.
Vilma de Rojas
La autora es pastora.
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