Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
{Cantar de los cantares 1:2}.
El vino en la antigüedad era expresión del gozo,
sugería regocijo, placer, fiesta.
Cristo, en el nuevo testamento, se nos presenta como un gozo superior
a ese vino tradicional que envolvía a Israel en placeres pasajeros y temporales.
El declara ser Un Vino Nuevo para su pueblo, don que produce plenitud de gozo y delicias a su diestra.
Su ofrenda en la cruz nos da la potestad de construir nuevos odres para recibir su Vino Nuevo.
La amada expone el tema del vino para proclamar
que los amores de su Amado son incomparables,
y que no hay en la tierra nada comparable al amor
que su Amado le suministra.
Nada satisface a la novia{La Iglesia}, solamente el amor de su Amado.
Ésta tiene que mirarse en esa intimidad con Cristo, olvidarse del menosprecio del hombre, muy común en esta época, y continuar escudriñando con mayor intimidad cada día la manera de acercarse al trono de la gracia, por medio de una relación que vaya creciendo en la medida que aumenta el acercamiento hacia Él.
Una Iglesia en crecimiento es aquella que pone por prioridad y sobre todas las cosas, a Cristo, que busca primeramente su reino y su justicia, segura que las demás cosas serán añadidas.
Ella, como luz y sal de la tierra, solícita por su compañia, la de su Rey, le expresa:
“Tu nombre es como un ungüento {perfume} derramado.”
“Atráeme; en pos de ti correremos.” {Cantar de los cantares 1:3b,4A}.
Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
porque estoy enferma de amor.” {Cantar de los cantares 2:5}.
En la búsqueda de perfumar el jardín de su Señor, confiesa ser rosa
y lirio, y él la recibe como su paloma y azucena.
Nadie puede amarnos como Cristo nos Ama.
No existe amor como el de ÉL.
Así de puro, santo y sin mancha, es su amor por nosotros:
“No es indecoroso, ni busca lo suyo propio.
no se irrita, no se goza de la injusticia,
sino que se regocija en la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
1Corintios 13:5-8.
Que Dios continúe derramando como un bálsamo de consuelo y alivio sobre nuestras almas,el Amor de Cristo.
¡El que nunca deja de ser!
¡Bendiciones!
Pastor
Antonio Regalado
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