“Puse mi título de médico a los pies de Cristo para que él pueda usarme”, dice el guatemalteco Mark Arellano.

“Nuestras obras son un reflejo de nuestro amor a Dios. Puse mi título de médico a los pies de Cristo para que él pueda usarme. La compasión no es una emoción, sino una decisión que nace de un corazón agradecido”, expresa Mark, mirando hacia el horizonte, confiado en que todo obra para bien.

LISTÍN
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Ejemplo

Frutos del amor

Arlene Reyes Sánchez

Santo Domingo

Pies descalzos, sueños blancos y manos débiles. La mirada perdida, el cuerpo bordado de desnutrición...Y en medio de tan conmovedor escenario, se enaltece la esperanza.

La zona más paupérrima de Guatemala es el espacio que se perfila en la escena descrita. Más de 300 niños huérfanos. Muchos portadores del VIH-Sida. Otros, hijos de madres prostitutas. Reflejo de lo que se vive en el basurero nacional del país centroamericano.

Tras esta descripción se podría entender que es un relato de tristeza. Sin embargo, en medio de este panorama brilla una luz. El amor desinteresado de un joven que creció en circunstancias de escasez de recursos, pero que no permitió que la situación de crisis afectara y paralizara su futuro. Su nombre Mark Arellano.

Con una profesión de medicina, auspiciada por una fundación que le acogió en su infancia, Arellano ha decidido poner al servicio de los demás su carrera, su vida y su amor incondicional.

Fundación

Gracias a la visión de Mark, el basurero nacional de ‘Guate’ cuenta con una entidad sin fines de lucro: Passion Asociación. La cual nace de la inspiración de Arellano para llenar de color el alma de los infantes. Con la visión de que ningún niño crezca con la ausencia del sustento básico, y menos sin falta de afecto y de comprensión.

Su espíritu emprendedor y de trabajo social le ha permitido movilizar y capitalizar la buena voluntad de personas de gran influencia mundial como Marcos Witt, Myrka Dellanos e Ismael Cala. Justo en el programa de este último se presenta la oportunidad para que Mark Arellano visite República Dominicana.

La vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández fue testigo de la entrevista que realizó Cala al joven. Y es por esa razón que llega a tierra quisqueyana con la instrucción de llevar un mensaje de amor y de esperanza a los jóvenes de la cárcel de Najayo, y a la juventud de los programas que ejecuta la Vicepresidencia.

“Nuestras obras son un reflejo de nuestro amor a Dios. Puse mi título de médico a los pies de Cristo para que él pueda usarme. La compasión no es una emoción, sino una decisión que nace de un corazón agradecido”, expresa Mark, mirando hacia el horizonte, confiado en que todo obra para bien.
Arellano no se detiene. Su vida es una entrega total al servicio del prójimo.

“Mis dos últimos cumpleaños los he pasado en la cárcel de Najayo en esta tierra. Porque cuando soy llamado para dar, ahí estoy. No se trata de mí y de mi satisfacción, se trata de Dios. Todo es por él y para él. Dios es amor en acción. No se trata de una vida de éxito sino de una vida de significado”, manifiesta.

La vida del joven doctor es un ejemplo. El amor no solo identifica el cariño de pareja. Se vive en cada paso por el sendero de la existencia.